Luna roja by Nieves Herrero

Luna roja by Nieves Herrero

autor:Nieves Herrero [Herrero, Nieves]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2024-11-14T00:00:00+00:00


24

Sin pistas del asesino

Apenas pudieron comer algo en el bar cercano a la brigada, situado en la calle del Correo. La declaración del joven ante la máquina de detección de mentiras los dejó preocupados y sin argumentos para la resolución del caso. Si no era él, ¿quién había matado a las dos mujeres? El asesino andaba suelto. Debían tomarle declaración de nuevo. El resultado de la máquina no tenía validez alguna. El juez decidiría su puesta en libertad o su traslado a la cárcel de acuerdo a su testimonio.

La opinión pública creía que la policía ya había atrapado al autor de ambos crímenes, así que el hecho de que no permaneciera entre rejas ni un minuto más iba a suponer un escándalo.

Cuando a primera hora de la tarde se presentaron el padre del detenido y el abogado de la familia, el comisario les mandó pasar a su despacho con otra actitud.

—Señores, vamos a tomar declaración al señor Pérez de las Casas. El juez de instrucción estará presente, pero les adelanto que, de forma voluntaria y sin validez judicial, se ha sometido a la máquina de detección de mentiras que nos ha llegado de Londres. Su hijo y defendido no tenía nada que perder y sí mucho que ganar. Debo decirles que el resultado ha sido excelente.

El padre y el abogado, Fernando Andrada, se quedaron perplejos. Iban a protestar por haber sometido a Juan a una prueba sin legalidad en España, pero, al escuchar del comisario las palabras «resultado excelente», se quedaron inmóviles y a la espera de que continuara.

—Juan… —Ya no era el detenido para el comisario—. Juan accedió a la prueba voluntariamente. Vamos a hacer lo mismo con otras personas que conocían a las víctimas. No tiene validez jurídica, pero da pistas. En este momento, íbamos a traerlo para su declaración ante el juez, con ustedes presentes, pero se ha indispuesto.

—¿Cómo que se ha indispuesto? —preguntó el padre con preocupación y sin saber a dónde les llevaba todo lo que les estaba contando el comisario.

El detenido no había dejado de vomitar desde que realizó la prueba en la máquina y se encontraba muy débil. El abogado insistió en verlo y Benito Poveda hizo llamar a uno de los policías que lo custodiaban.

—Conduzca al letrado hasta el calabozo donde se encuentra el detenido.

Mientras tanto, Eugenio Benito Poveda se quedó a solas con el padre del joven. Intentó tranquilizarlo, asegurándole que, en breve, se iban a aclarar las cosas. Con toda probabilidad se retirarían los cargos después de que el juez escuchara a su hijo.

—Sin embargo —continuó el comisario—, no le oculto que Juan, al conocer a ambas víctimas y por el hecho de haber estado en los dos escenarios del crimen antes de que se produjeran, hace que la policía lo tenga en el punto de mira. ¿Entiende?

—Mi hijo ha podido estar en los dos escenarios, pero no ser el autor de los crímenes. Cuando usted ha dicho que el resultado de la máquina ha sido excelente para él, interpreto que la máquina le da la razón a mi hijo.



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